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La violencia genera mas violencia -ALIMENTEMOS NUESTRA MENTE CON POSITIVISMO-

 

“Se hallaba un maestro sentado en su escritorio junto a la ventana preparando una charla para sus discípulos. De pronto se oyó algo parecido a una explosión, y vio como la gente corría como enloquecida de un lado para otro. Supo que se había reventado la presa, que el río se había desbordado y que la gente estaba siendo evacuada.

El maestro  se dio cuenta de que el agua había alcanzado ya la calle donde él vivía y tuvo cierta dificultad para dominar el miedo que sentía. Pero se dijo a sí mismo: “Aquí estoy yo preparando una charla sobre la Providencia y ahora tengo la oportunidad de practicar lo que le enseño a otros. No debo huir con los demás sino quedarme aquí y confiar en que Dios me va a salvar.

Cuando el agua llegaba ya a la altura de su ventana pasó una barca llena de gente. ‘¡Salte adentro maestro!’, le gritaron. ‘No hijos míos’, respondió el maestro lleno de confianza. ‘Yo confío en Dios y El me va a salvar’.

El Maestro se subió al segundo piso y cuando el agua llegó hasta allí pasó otro bote lleno de gente que le gritaba que se subiera. Pero él se volvió a negar. Entonces se encaramó en lo alto del techo y cuando el agua ya le llegaba a las rodillas llegó un policía a rescatarlo en un bote de motor. ‘Muchas gracias —le dijo sonriendo—, pero ya sabe que yo confío en Dios y El no me va a defraudar’.

El Maestro se ahogó y fue al cielo y lo primero que hizo fue preguntarle a Dios: ‘¿Por qué no fuiste a salvarme si yo confiaba en ti?’.

‘Bueno, la verdad es que yo envié tres botes a rescatarte y tú no te montaste en ninguno. ¿No lo recuerdas?’”.

Muchas veces nos sucede como al maestro de esta historia, estamos esperando toda una vida a que la oportunidad se nos presente exactamente como la deseamos o la imaginamos sin darnos cuenta de que rechazamos una y otra vez las oportunidades que se nos presentan de una manera diferente a como las esperamos. 

Una de las actitudes que debemos mantener cuando nos encontramos atrapados en una situación difícil y estamos esperando una respuesta es estar abiertos sin expectativas y sin condiciones para poder reconocerla, aceptarla y recibirla cuando ésta se hace presente. Porque mientras más nos empeñamos en que sea como nosotros la queremos más nos hundimos en el pantano de nuestra confusión y malestar esperando.

Haz un ejercicio muy sencillo: Toma un poco de distancia con respecto a la situación que te preocupa o te afecta, obsérvala desde afuera para que puedas analizarla sin emociones, sin falsas expectativas, como si no fueras tú el protagonista de ella sino otra persona. Te darás cuenta de que como por arte de magia la situación toma otra dimensión al cambiar tu perspectiva, se simplifica y, estoy segura, te será más fácil desde ahí vislumbrar la respuesta o la salida que estás buscando. Inclusive podrás reconocer en los planteamientos que te han hecho otras personas la oportunidad que estabas esperando y que antes habías rechazado por ser diferente a lo que esperabas. A veces las situaciones difíciles traen bendiciones escondidas y si estamos dispuestos a buscarlas y a reconocerlas podremos solucionar rápidamente la situación y aprender algo de ella. Deja de darle tantas vueltas en tu cabeza a lo que sucedió, acepta que lo que pasó y prepárate para el comienzo de una nueva aventura en tu vida. No seas rígido y no permitas que el temor y la falta de confianza en ti mismo te coloquen en la situación de esperar y tener que forzar las condiciones para obtener aquello que deseas. Es posible que no sea lo más conveniente para ti y que la vida te esté mostrando una puerta hacia un camino diferente y mejor… ¡Atrévete a experimentarlo!

Para tener presente:
Toma distancia: Muchas veces tener una idea fija hace que perdamos la objetividad necesaria para analizar la situación. Toma distancia y observa con tranquilidad los hechos y las posibles soluciones sin desesperarte. Siempre hay una salida.

Mantén tu mente abierta: Las oportunidades llueven constantemente sobre todos nosotros. Aprende a estar atento para que puedas reconocerlas. No te dejes abrumar.

Vence los prejuicios: No supongas, explora todas las  posibilidades, reconoce primero todos los aspectos positivos y luego observa lo negativo, hazlo objetivamente para que puedas tomar tus decisiones sin afectación.

Sé flexible: Si no tienes exactamente lo que deseas en el momento y de la forma en que lo querías, acéptalo y saca el mejor partido de ello. Todo lo que llega a nuestra vida de forma diferente a lo que planificamos o esperamos casi siempre es lo mejor.

Pide si está en ley: Recuerda pedirle siempre a la Divinidad que te conceda aquello que sea lo más conveniente para ti o para los tuyos. Pues casi siempre termina siendo algo diferente a lo que pedimos. Recuerda cuántas veces te encaprichaste con algo o alguien en el pasado y que al final fue una gran equivocación.

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